mermelada de carbón
Divino el sentimiento de incertidumbre.
Tiemblan las piernas en un swing de hielo.
Tiemblan las piernas en un swing de hielo.
Se cae la corteza, se broncea la piel.
Agua hirviendo su oxígeno se lo deja escapar.
Metamorfosis de ideas se sienta cómoda a la espera.
Blanquea el humo. Aclara las mentes.
Se mantiene en armonía con su baile.
Se inclina, se tuerce, dibuja formas que nadie alcanza a ver.
Cenicero de cartón. No mires dentro de la calza.
Tu padre te ha puesto carbón.
historia de un poeta
«Hablamos”. Solía decir. «Que te escucho».
Con un tono de voz tibio se hacia camino entre palabras. Solía decir, “hablamos”.
Veía claramente la frecuencia de las letras, las formas, las lineas.
Veía tan bien que nada para él se quedaba desenfocado.
“Se trata de escuchar”, solía decir.
Como una bala de goma rebotaba, desesperada, disparada, por un cañón.
Se podía ver su fugacidad.
La frecuencia bajaba y con ella la música.
Con las manos en los bolsillos rebotaban también sus palabras, casuales, ordenadas.
Seguían el movimiento de su propio lenguaje, no tenían traducción y coloraban
el atmósfera con tonos tenues, pastel, casi crema.
Pintaba versos que dejaban en el paladar un aroma a vermut.
Buscaba palabras que se ramificasen como arbustos.
Fluctuaban, hojas en búsqueda de tierra como piratas,
empujadas por el siroco, sin temor, se dejaban ir a la deriva.
Deberían ser protegidas. Bien guardadas. Cuidadas.
Atentas rompen sus cadenas y se mezclan con la marea.
El poeta como un malabarista no deja que se caigan.
Y mirando a un punto fijo todo cobrará orden.
“Alegría”, solía decir. Esa si que hay que escucharla, para que no se ría de ti.
my name is ócean
Note
impresse
parole impresse da fionde
parole espresse.
8
sufficienti
otto onde
frequenze atomiche, bombe
frequenze espresse.
Melody
non parlare
ascolta le onde
ascolta e basta.
Oceano.